El origen del banano en el mundo aparentemente está en el subcontinente hindú en Asia y es trasladado a América conjuntamente con las corrientes migratorias de los comerciantes Europeos en el siglo XVI. De allí varias variedades de musáceas crecen en forma natural y salvaje en

La creciente demanda del banano en Europa y Estados Unidos y el impacto de plagas y huracanes en las plantaciones Centroamericanas influyen al gobierno de Galo Plaza Lasso a modernizar la producción y exportación de la fruta.

La mano de obra barata, la disponibilidad de tierra agrícola, la política de fomento del gobierno -incluyendo créditos y obras de infraestructura- y la ausencia de plagas y huracanes en el país son las condiciones perfectas para eventualmente posicionar al Ecuador como el primer productor mundial de la fruta.

La exportación de banano domina la economía ecuatoriana hasta los años 70, cuando es suplantada por el petróleo.

Actualmente Ecuador exporta semanalmente un promedio de 5 millones de cajas, cultivadas en aproximadamente 230 mil hectáreas.

El nombre de plátano, banana, banano, cambur, topocho o guineo agrupa a un gran número de plantas herbáceas del género Musa, tanto híbridos obtenidos horticulturalmente a partir de las especies silvestres del género Musa acuminata y Musa balbisiana como cultivares genéticamente puros de estas especies.

Clasificado originalmente por Linnaeus como Musa paradisiaca en 1753, la especie tipo del género Musa, estudios posteriores han llevado a la conclusión de que la compleja taxonomía del género incluye numerosos híbridos, de variada composición genética, y se ha desarrollado un sistema estrictamente sui generis de clasificación para dar cuenta de esta variación.

Sin embargo, de acuerdo a las reglas del Código Internacional de Nomenclatura Botánica, el nombre linneano cuenta con prioridad, y sigue siendo usado —tanto en su forma original como en la modificada Musa paradisiaca, que indica que se trata de un híbrido— para designar genéricamente a estas variedades.

Una fruta de exportación debe cumplir con varios requisitos al momento de la cosecha y ser aceptados y calificados para exportación.

Desde que se siembra la cepa (semilla) hasta que se produce la primera floración dura un tiempo de 24 a 32 semanas dependiendo de la variedad y condiciones ambientales. Una vez que la planta realiza la emisión de la bellota (flor = bellota = racimo), las labores agronómicas son muy importantes y se extienden de 9 a 13 semanas hasta la cosecha.

Dependiendo de la época cálida o fría, la edad de corte está determinado por las condiciones de llenado de la fruta, es decir, que ésta haya alcanzado los parámetros de calibración (grosor) y largo del dedo. Esta condición se cumple entre 9 y máximo 13 semanas después de la floración.

El transporte de los racimos desde la plantación hasta la planta de proceso (empacadora), se lo realiza por medio del cable vía, en el que viene suspendido el racimo con la ayuda de un dispositivo llamado «garrucha» que tiene un rodamiento especial que le permite viajar en el cable. Esto con el objetivo de evitar daños por manipulación, ya que en estas condiciones la fruta es muy susceptible.

Los factores que afectan el crecimiento y productividad de las plantas se clasifican de manera general en factores internos (genéticos) y factores externos (ambientales).

Los factores internos están relacionados con la variedad genética utilizada

 Los factores externos se relacionan con el clima (luz solar, temperatura y lluvia), agentes bióticos (organismos benéficos y perjudiciales), tipo de suelo y por supuesto la intervención humana que afecta o modifica en cierta medida algunos factores ambientales que determina el manejo agronómico. Por ejemplo, zonas con gran cantidad de brillo solar y temperaturas cálidas (30° C) es potencialmente más productiva que otras zonas con características diferentes.

 Es muy importante destacar el manejo agronómico, mediante la implementación de variadas y oportunas prácticas agrícolas, contribuye a la obtención de rendimientos altos. Entre las principales se destacan la densidad de siembra, deshije, distribución adecuada de las plantas en el campo, control de malezas, plagas y enfermedades, riego, drenaje, nutrición y prácticas de labores agronómicas oportunas en el cuidado del racimo (enfunde, identificación, deshoje, apuntalamiento), que contribuyen a que la fruta reúna las mejores características de calidad.